sábado, 19 de febrero de 2022

El juego del ángel. Carlos Ruiz Zafón

David Martín es buen amigo de Sempere, un librero de la calle Santa Ana en Barcelona. Quien cuidó de él y prestó libros sin pedir aporte económico a cambio y fue como un padre para él. Un día, le presenta El cementerio de los libros olvidados, donde tiene que elegir un libro. David se encuentra con Lux Aeterna, un manuscrito que habla sobre textos religiosos y la muerte.

A David le diagnostican cáncer y en su proceso se encuentra con Andreas Corelli, un Inquietante propietario de las Édiciones de la Lumière de París quien le propondrá escribir para él a cambio de un precio considerable.

Durante su viaje en la escritura del libro, se envuelve en diferentes misterios en torno a aquel libro que encontró en el cementerio de los libros olvidados. ¿Por qué el libro comparte la misma S cursiva que se redacta en la máquina de escribir de su apartamento? ¿Qué es una religión y por qué debe escribir sobre ello? ¿Por qué parece que es el culpable de los asesinatos de diferentes personajes en la historia?

Finalmente, en un laberinto de secretos, el juego del ángel hará reflexionar sobre el mundo espiritual y el mundo real a través de esta historia.


“-La fe es una respuesta instintiva a aspectos de la existencia que no podemos explicar de otro modo, bien sea el vacío moral que percibimos en el universo, la certeza de la muerte, el misterio del origen de las cosas o el sentido de nuestra propia vida, o la ausencia de él. Son aspectos elementales y de extraordinaria sencillez, pero nuestras propias limitaciones nos impiden responder de un modo inequívoco a esas preguntas y por ese motivo generamos, como defensa, una respuesta emocional. Es simple y pura biología.

-Según usted, entonces, todas las creencias o ideales no serían más que una ficción.

-Toda interpretación u observación de la realidad lo es por necesidad. En este caso el problema radica en que el hombre es un animal moral abandonado en un universo amoral y condenado a una existencia finita y sin otro significado que perpetuar el ciclo natural de la especie. Es imposible sobrevivir en un estado prolongado de realidad, al menos para un ser humano. Pasamos buena parte de nuestras vidas soñando, sobre todo cuando estamos despiertos. Como digo, simple biología.” (Ruiz, 2010, p.258)

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